Amado Boudou, quien se desempeñó como vicepresidente de la Argentina durante el Gobierno de Cristina Kirchner, fue puesto tras las rejas la mañana de este viernes por el delito de enriquecimiento ilícito.
La orden de arresto fue aprobada por el juez Ariel Lijo, y en la causa se le culpa de ser cabecilla de una asociación ilícita, así como por lavado de dinero. Su amigo y socio, José María Núñez Carmona también salió salpicado por todo esto, pues también ordenaron su detención inmediata.
El arresto se llevó a cabo en su departamento, ubicado en el barrio porteño de Puerto Madero a eso de las 6 de la mañana, en un operativo que fue liderado por efectivos de la Prefectura Naval, quienes después procedieron a trasladarlo hasta el difciio principal de esa dependencia.
El argumento central del juez Lijo para detenerlo, plantea la existencia de sus vínculos que «aún persisten con el poder político«. Esto remitiendo al fallo de la Sala II de la Cámara Federal porteña con el que se detuvo al ex ministro Julio De Vido.
En esa resolución, se planteó que atentos a los «riesgos procesales» no corresponde «limitar el análisis al arraigo o la manera en que los involucrados se comportan formalmente en el proceso penal», sino también » presumir que los lazos funcionales tejidos al amparo del acuerdo criminal se encuentran aún vigentes y pueden estar siendo utilizados en perjuicio de la investigación penal».
En el caso de Boudou, quien además era mano derecha de Cristina, también detallaron que hay vinculaciones residuales con actores que podrían configurar una vía de colaboración para eludir la actividad jurisdiccional y poder económico para la elusión o la obstaculización del proceso. De esta manera lo explica el juez al cargo ocupaba el ex vicepresidente en el Estado Nacional.