El coronavirus está atacando en todo el mundo. En España, por ejemplo, ya hay más de 200 mil contagios y el número de muertes asciende hasta los 22 mil. La actriz Paula Cancio, quien está viviendo en Madrid junto al argentino Miguel Ángel Solá y su hija Adriana, contó cómo se vive la situación en carne propia.
“Aquí en Madrid ha habido tantos muertos que llegó un momento en que se colapsaron los crematorios. Tenían que llevar los cuerpos a cremar a otras ciudades, tal vez a 700 kilómetros de aquí. Las propias familiares perdían el contacto y ni sabían dónde estaban sus seres queridos fallecidos. Es tremenda la situación. Tampoco hay velatorios”.
Asimismo, Paula estremeciéndose al relatar la situación agregó que el lugar donde su hija iba a patinar y ella a hacer ejercicios ahora es un depósito de cadáveres. Esto se debe a que ya la cantidad se incrementó de manera dramática.
“Nosotros vivimos a dos minutos del Palacio de Hielo, que es el sitio donde mi hija iba a menudo a patinar, donde yo iba al gimnasio y es una especie de shopping con distintos locales. Ahora mismo, en esa pista es donde está el depósito de cadáveres porque ya no entran en ningún lado, ni siquiera en los depósitos de los hospitales”.
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Paula Cancio contó que el coronavirus los obligó a vivir en incertidumbre
Cancio reflexionó en cuanto a lo que cambió la vida la pandemia. Afirmó que la realidad superó por mucho a lo que se ve en la ficción. Manifestó que la forma de ver la vida cambió.
“Los humanos somos seres que buscamos permanentemente la seguridad. Nos pasamos la vida buscando seguridades y ahora el coronavirus nos obliga a vivir en la incertidumbre. De aquí en más la vida va a ser eso: ‘Plantéate cómo quieres vivir hoy y mañana ya veremos’”.
Para finalizar Paula describió su situación. Contó que pasa por muchas fases emocionales, entre ellas la incertidumbre y miedo. Señaló que salir de su casa significaba encontrarse con una energía densa.
“Pasé de la tranquilidad a estar con miedo porque de repente fui al supermercado y vi que se había convertido en un sitio donde todo el mundo iba con mascarilla y guantes. Las primeras veces salía de la burbuja de mi casa y me topaba con la energía densa que se respiraba en la calle”.