Tras no registrar nuevos casos por coronavirus en 17 días consecutivos, las autoridades de salud de Pekín eliminaron el uso obligatorio del tapabocas al aire libre, relajando de este modo, las normas destinadas a prevenir la propagación del virus.

Pese a las pautas relajadas, una gran proporción de la población de la ciudad continuaba usando mascarillas. Algunos de los que llevaban barbijos aseguraron que ésta los hacía sentir seguros, mientras que otros señalaron que las presiones sociales para tenerlas puestas también influía como un factor.

“Creo que puedo quitarme la mascarilla en cualquier momento, pero tendré que ver si otros lo aceptan. Porque temo que la gente se asuste si me ve sin ella”, dijo una mujer de 24 años de apellido Cao, en diálogo con Reuters.

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Relajación de pautas

Esta es la segunda vez que las autoridades de salud de Pekín relajan las pautas sobre el uso obligatorio del tapabocas, en una ciudad que ha vuelto casi a la normalidad después de que dos rondas de medidas de confinamiento la paralizaron.

Los Centros Municipales para el Control de Enfermedades de Pekín dijeron por primera vez que los residentes podrían ir sin mascarillas en áreas al aire libre a fines de abril, aunque las reglas se revirtieron en junio tras un nuevo brote en un gran mercado mayorista en el sur de la ciudad.

Tal parece que China logró controlar con éxito los brotes en la capital, pues en la última semana no ha informado sobre nuevos casos de transmisión local en Xinjiang y otros lugares.

Diferentes expertos sostienen que la clave del éxito del país en el control de la enfermedad se debió a la aplicación estricta de las reglas locales, incluido el uso obligatorio del tapabocas, la cuarentena domiciliaria obligatoria y la participación en pruebas masivas.

Las autoridades de este país asiático informaron sobre 22 casos importados y cerraron sus fronteras a la mayoría de los ciudadanos no chinos. El país ha reportado un total de 84.917 casos desde que comenzó el brote de coronavirus.