La pandemia de Covid-19 no solo cambió la vida de las personas, sino también los rituales después de muerte. El virus modificó la manera en que los familiares de los difuntos pueden despedirse de su ser querido y el tratamiento de los cuerpos.
Morir por coronavirus en estos tiempos no es igual a morir hasta hace unos pocos meses. Esta pandemia ha traído grandes cambios y, con ella, consecuencias emocionales y psicológicas.
Ahora, surgen preguntas como el trato del fallecido, el ritual de despedida, si será sepultado o cremado, y dónde descansará el cuerpo.
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Nuevos protocolos de tratamiento de fallecidos
El pasado mes de julio, el Equipo Argentino de Antropología Forense elaboró unas guías prácticas para el tratamiento de los cuerpos de personas fallecidas por Covid-19.
Hasta ese momento, no existía una guía específica para el manejo de cadáveres de personas fallecidas por Covid-19; por lo que esta guía surge como parte de los nuevos rituales de muertes.
Dicho protocolo se basa en las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dadas a conocer en el 2014 sobre Prevención y control de las infecciones respiratorias agudas con tendencia epidémica y pandémica.
Pero el documento resultaba poco claro y hasta insuficiente para los distintos actores que intervienen en la complejidad de las muertes en contexto de pandemia: funerarias, personal de salud, cementerios, y hasta dolientes integran esa cadena tan diversa. De allí, las modificaciones que se tuvieron que realizar a lo largo de los meses.
Autopsias y certificaciones
Por otro lado, una fuente judicial de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), dijo a los diarios que “en el caso de fallecimientos por coronavirus, lo que se hace es llevar el cuerpo directamente del hospital al cementerio”. Pero “en caso de no conocerse el diagnóstico, se lo traslada a la morgue y se lo hisopa”.
“Por eso que siempre todo el personal de la morgue debe emplear un equipamiento especial, incluso para el hisopado”, aclaró la fuente.
Las funerarias
Desde el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires recomendaron a las funerarias “no ofrecer un velatorio en sala, ni cortejo o ceremonia de entierro o cremación que implique una reunión de personas”.
Pero en casos en los cuales se haga “imprescindible la realización de este tipo de evento”, deberán regirse por determinadas normas estrictas.
Por ejemplo: no podrán estar más de cinco personas en las sala; el velatorio deberá realizarse a cajón cerrado; se prohíbe el consumo de alimentos; se tomará la temperatura de los asistentes y deben guardar distanciamiento interpersonal mínimo de 1,5 metro. No se permite tocar ni besar el cajón y todos los presentes deben utilizar barbijos.
Cementerios
En el caso de los fallecidos por Covid-19, los procedimientos básicos indican que el cuerpo debe introducirse en una bolsa plástica de alta densidad, impermeable y con cierre hermético.
Otros cementerios no reciben cuerpos de fallecidos por Covid-19 para ser inhumados en tierra, asegurando que estos deben cremarse, ir a nicho o bóveda con cajón en caja metálica.
Por recomendación ministerial, gran parte de los cementerios se encuentran cerrados al público. Sólo puede ingresar el coche fúnebre y cinco acompañantes. Además, se realiza un entierro por vez, con turnos planificados.
Actualmente todo cadáver es fruto de una muerte sospechosa. La pandemia cambió todos los protocolos, incluyendo el tratamiento y rituales de muerte. Pero cabría preguntarse si esto será para beneficio.